(Blog) La estrecha línea roja
Todos tenemos que reconocernos. En algún momento de nuestra vida, hemos sido dueños de nosotros mismos (ego). Dueños de nuestro yo particular.
Escrito por: Ángel Muñoz
Siempre sin excesos y con prudencia debemos sacrificar parte de nuestro yo para convertirlo en nosotros, es decir, compartir. El conocimiento no es parte de un cuerpo sino es parte de la mente-alma, “la conciencia”.
Espiritualmente, escribiendo, de forma analítica. Siempre cuestionándolo todo... Con las manos siempre frías y el corazón caliente (37ºC).
Dicho esto (a modo de detalle), el ser humano puede atravesar por momentos, en el despertar de sus sueños de una especie de alucinaciones, que en ocasiones te puedas creer Superman, Superlópez o incluso Super-ratón. Personajes de ficción que, arropados con las herramientas adquiridas en el conocimiento personal, se pueden convertir en un verdadero “desastre” para personas que les quieran imitar.
Sólo son fantasías, sólo ilusión y magia, es lo que nos hace falta para dar ese paso de la genialidad a la locura. Si no es así, si te tildan o te etiquetan de loco, puedes decir simplemente “Que viva la locura”.
Esperaremos al día siguiente para avisar una paloma blanca con una ramita de olivo en el pico. Es entonces cuando debemos dar el paso, sin miedos, hacia adelante o quizás hacia atrás o simplemente quedarte quieto frente a las adversidades que tenemos que afrontar en este nuestro llamado planeta Tierra.
Esta es pues la imagen de un personaje tratando de pasearse por la vida sobre una larga y estrecha línea roja.