(Blog) Mi pluma y yo
Estoy a punto de marcharme, y digo marcharme pues me voy a dormir. A desconectarme por completo del racionamiento y navegar por esas aguas de ensueño.
Escrito por: Ángel Muñoz
Con la ayuda de mi pluma el pensamiento se convertirá en palabra.
Palabras hechas realidad para su uso y comprensión.
Estoy a punto de marcharme, y digo marcharme, pues me voy a dormir. A desconectarme por completo del racionamiento y navegar por esas aguas de ensueño. Es ahora cuando más fluyo y no dejo de pensar de forma consciente, en el despertar de un nuevo día.
Esto cuanto digo está arropado de cansancio, en una jornada titánica que apenas he podido saborear. Un día más al costal de mis recuerdos pasados. Sin saber cómo hacerlo, intento poner remedio a los malos tragos vividos y sobreponerme a tan duras batallas emocionales.
Sólo con tu presencia, con tu apoyo, pluma querida, voy sorteando esos pensamientos difusos que no hacen otra cosa que envenenarme. ¡Gracias por estar ahí cuando te necesito!
Eres la cómplice de mis actos. La discreta forma que tienes de enmascarar mis inquietudes. Eso te hace ser más importante. Con tus trazos, con tus líneas, con tus puntos, con tus pausas, desarrollas en mi todo aquel carácter y la personalidad que en ocasiones no puedo reflejar en el cara a cara con las demás personas.
¡Mi amada pluma, cuánto sabes de mí y qué bien haces tu trabajo! Me cuidas cuando estoy solo o cuando estoy inspirado, y tú me animas a plasmarte en una hoja de papel en blanco. Ya no hay marcha atrás. Lo dicho, dicho está.
Nos tenemos que atener a las consecuencias de que tú, “mi pluma”, has sido la ejecutora de aquellos mis pensamientos convertidos en palabras.