(Blog) Tolerancia, divino tesoro
El día 16 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Tolerancia. Es una jornada establecida por los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1995. En su Declaración afirma, entre otras cosas que "la tolerancia no es indulgencia o indiferencia, es el respeto y el saber apreciar la riqueza y variedad de las culturas del mundo y las distintas formas de expresión de los seres humanos".
Escrito por: Pedro Villena
"La tolerancia reconoce los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los otros”. La Declaración describe la tolerancia “no sólo como un deber moral, sino como un requerimiento político y legal para los individuos, los grupos y los estados”.
Pienso que una de las principales palabras que destacan de esta declaración, es la palabra respeto, que proviene del latín “respectus” y que significa atención, consideración. También hay que decir que los antiguos romanos no es que mostrasen mucho “respectus” por aquellos otros pueblos que no eran romanos, y que calificaban como bárbaros y no dudaban en ejercer la violencia, la guerra, la esclavitud y otras vejaciones con ellos.
La sociedad actual es una sociedad muy diversa. Y con el auge de la industrialización, los transportes, la economía de mercado y la globalización en general, ha permitido una combinación de culturas diversas, con pensamientos diferentes, maneras de interrelacionarse, creencias, hábitos, idiomas, tradiciones, músicas, comidas y muchísimos más elementos que no hacen más que engrandecernos a todos como sociedad. Y ahí es donde entra el respeto y la tolerancia. Respetar las culturas, a nuestros semejantes, sus creencias, intentar hacer un mundo mejor para todos, sumando en vez de restando, coger de allí y de aquí, para crecer todos juntos y ampliar nuestros conocimientos y lograr una sociedad mejor para todos.
Por eso son importantes días internacionales como éste, para recordarnos a todos la diversidad cultural, el respeto y la tolerancia entre todos los individuos. Aunque bien habría que recordar que no es sólo un día en el que debemos cumplir esos conceptos, si no todos y cada uno de los días del año.
Y hasta aquí la teoría.
En la práctica, son muchas, demasiadas, las ocasiones en las que el respeto y la tolerancia, brillan por su ausencia. Y si grave es que lo incumplan las personas de a pie, cuánto más es cuando la intolerancia proviene de los gobiernos, las instituciones, las corporaciones o los estados que rigen nuestras vidas. Y ejemplos no faltan: gobiernos que construyen muros entre países para impedir la entrada de personas; estados que cierran sus fronteras a la inmigración o que dejan morir a miles de personas ahogadas en el mar; empresas que contaminan mares y tierras para mejorar sus cuentas de ingresos; extremismos religiosos de cualquier signo; racismo; xenofobia; discriminación; violencia de género; supremacismo…
Qué mal que está la sociedad cuando permite actos como estos a sus gobiernos, que les dejan hacer sin pedir responsabilidades, que cierran los ojos o apartan la mirada a actos de intolerancia. O cómo no nos importa lo que les pase a los demás y sólo protestamos cuando somos nosotros los que sufrimos dichos actos.
Convendría recordar muy a menudo las palabras pronunciadas por el pastor luterano alemán Martin Niemöller (1892-1984) en el sermón que pronunció en la Semana Santa de 1946 en la población de Kaiserlautern, Alemania.
“Primero vinieron... "