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Ahora hace unos 9 años que decidí abrirme al mundo, dejar de estar cerrada en mí misma para tratar de conocer gente con quien, de alguna manera, compartir la vida. Mentiría si dijera que fue un proceso bonito y fácil, nada más lejos de la verdad. Con más de 30 años, algunas habilidades sociales más que enmohecidas y en un mundo poco tolerante hacia “ciertas cosas”, sufrí mucho dolor y me sentí rechazada en muchas ocasiones. Ahora bien, creo que, finalmente, mereció la pena.
A pesar de que leer es mi gran pasión, mi mejor medicina y mi hobby más preciado, nunca me ha gustado la poesía. Ahora bien, sí es verdad que, a lo largo de mi vida, hay algunos poemas que me han gustado e, incluso, hubo uno que marcó mi vida. Corría el año 2000 y un compañero de facultad me lo envió ente los albores de internet y en un momento en que yo sentía cierta confusión vital.
Desde mi humilde punto de vista, estamos viviendo un momento histórico (como mínimo en Occidente) en que los “ismos” están marcando la vida de las personas y de las sociedades. ¿A qué me refiero? Nada más y nada menos que a los: feminismo, ateísmo, nacionalismo, veganismo, etc.
Estaba rebuscando entre mis neuronas algún tema del cual escribir. Y es que las musas no estaban mucho por la labor de echarme una mano, de hecho, todo lo contrario, por lo visto. Cuando me acercaba a las estribaciones del monte Olimpo, no encontré nada más que un paraje desértico y desordenado en el lugar donde se reunían.
Es una pena que muchas personas, demasiadas, se pasen una buena parte de su vida buscando las diferencias entre sus congéneres, poniendo diversos adjetivos calificativos, etiquetando a las personas de su alrededor con una facilidad pasmosa. Etiquetas como blanco, negro, gordo, feo, bajo, raro, listo, tonto, hetero, gay, etc, son palabras comunes en el hablar diario de cualquier persona. Y etiquetas peores aún que se lanzan arbitrariamente contra cualquiera.
Ya se empieza a notar cómo las temperaturas aumentan, anunciando la llegada del verano. Cada año que pasa, este acontecimiento de subida gradual del termómetro se avanza un poco más, haciendo que entre el final del invierno y la llegada del verano pase un lapso de tiempo menor, dejándonos una primavera más y más corta cada año que pasa.
Otra de las muchas consecuencias que ha traído el Covid es la escasez acuciante de eso que llamamos comúnmente microchips, algo que no sabemos exactamente qué es ni para qué sirve, pero que por lo visto es algo imprescindible para la supervivencia de la raza humana.
Entre las diversas y numerosas cosas que ha traído esta pandemia que aún sufrimos, aunque haya demasiada gente que habla de ella en pasado, como si ya no existiese, es que da la sensación de que se ha descubierto una nueva enfermedad que padece la población masivamente. Estoy hablando, bueno, escribiendo, ya nos entendemos, de la salud mental.
Son innumerables las especies de seres vivos que pueblan la Tierra. Desde los más diminutos, sólo visibles mediante el empleo de potentes microscopios, hasta las gigantescas ballenas azules, de hasta 30 metros de longitud. Aves, mamíferos, plantas, microbios, insectos, artrópodos, líquenes y muchas más especies de seres vivos, englobados en diversas categorías. Una de esas especies es el ser humano.
Partiendo de un muy breve fragmento del Nuevo Testamento, hemos acuñado la frase popular “la fe mueve montañas” para referirnos a la importancia de creer en algo para conseguir que se haga realidad. A pesar de que el origen de la misma sea cristiano y, por lo tanto, religioso, usamos la expresión para cualquier situación en la que esta actitud sea la más adecuada a fin de llevar a buen término nuestra empresa.
Para los que ya tenemos una edad, el año 1992 supuso un antes y un después en la manera de hacer periodismo en España. Tres adolescentes fueron brutalmente asesinadas en la localidad valenciana de Alcázar.
Cuando estalló la pandemia a nivel global y las cifras de afectados empezaron a contarse por miles a lo largo y ancho del planeta, se oyeron a muchísimos tertulianos, periodistas, politólogos y demás, expresando su opinión sobre tal acontecimiento por los diversos canales de comunicación, ya fuera radio, televisión o internet.