(Blog) Día Internacional de la Amistad
Amistad, ¡divino tesoro! ¿O no era así? Bueno, no importa, de lo que yo os quiero hablar hoy en su día internacional es precisamente de eso: de la amistad. Y es que un verdadero amigo, sí, de esos de los que hay pocos, puede convertir una vida anodina en algo chispeante y agradable de vivir.
Escrito por: Juan Jodar
Y es que pasamos de tener muchos amigos durante la infancia y adolescencia a tener 3,4 o 5 amigos verdaderos a lo sumo en la vida adulta. Y son esos amigos los que de verdad se deben cultivar y, como a las plantas, hemos de cuidar con mimo y esmero. Sí, es mejor la calidad que la cantidad.
Un buen amigo, como una pareja, nos permite seguramente ahorrarnos más de una visita al psiquiatra o al párroco, porque nos escucha con atención, aprecio y benevolencia. Algo de lo que está carente esta sociedad actual nuestra en la que predomina el interés y el beneficio como norma de las relaciones. Y es esa falta de lucro la que nos demuestra la sinceridad de una relación tolerante, apegada y edificante. Porque nos edifica desde el interior, conecta de manera inextricable dos personas y nos brinda el apoyo incondicional en los momentos difíciles e importantes de la vida.
Y con ésta termino mi colaboración en este blog, dando gracias a todos aquellos que me hayan seguido en estos 11 meses, esperando que haya sido una experiencia tan enriquecedora como lo ha sido para mí. Deseo que todo esto de la espiritualidad no os haya resultado un tostón, pues para mí ha sido un mensaje sincero y personal de gozo y alegría. Ha sido casi un año de profunda comunión con los valores en los que creo y en los que baso mi vida, y así os lo he intentado transmitir, con humildad y, por encima de todo, con esperanza. ¡Hasta siempre!
P.D.: Y como no podía ser de otra manera, ya me conocéis, no quiero despedirme de vosotros sin antes recomendaros un autor y un libro. El primero es Félix Gracia, todo un maestro. Y el segundo, la verdad es que no sabría por cual empezar, pero me arriesgo y os señalo el último que me he leído. Una lectura imprevista pero muy edificante. Ahí va: El lenguaje del Alma, de Josep Soler. De todo corazón y para que lo disfrutéis en estas vacaciones que ahora comienzan.