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El aire se vuelve más frio, caen las hojas de los árboles, el día se hace más corto y la lluvia nos visita más a menudo. Inmersos ya de pleno en el otoño, el ciclo vital cambia y nos sentimos más nostálgicos, más sensibles, más ávidos de recuerdos.
Si bien es cierto que en los últimos años la prevención y la cura de la salud mental ha experimentado algunas mejoras, no lo es menos que queda todavía mucho camino por recorrer en la normalización social de los trastornos psíquicos y en su tratamiento efectivo.
Está comprobado científicamente que liberar la parte creativa de las personas puede contribuir a mejorar el bienestar físico y psíquico. En las personas que sufren algún trastorno mental esto no es una excepción.
El próximo 8 de noviembre disponemos de una buena oportunidad para refrescar la necesidad de nuevos esfuerzos para mejorar el lugar en que vivimos. A iniciativa del Instituto Superior de Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, en 1949 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaro este día como el Día Mundial del Urbanismo.
El voluntariado es por definición uno de los canales para ofrecer ayuda sin lucrarse; una de las vías para echar una mano a alguien que lo necesita de manera desinteresada. La motivación ha sido tradicionalmente la de ayudar, sacando tiempo de donde se podía, para hacer un bien a la sociedad sin recibir nada a cambio.