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(Blog) Mis redes sociales

redes sociales
Desde que aparecieron las redes sociales siempre he querido formar parte de ellas. Al principio tenía una necesidad casi enfermiza de estar en la virtualidad popularizada a finales del siglo pasado. Y me quedé bien enganchado. No sabría decir cuantas horas me pasaba cada día, pero si mi memoria de pez no me engaña -y me lía a veces- podía pasarme horas y más horas. Hasta días enteros, sobretodo cuando jugaba con personas de todas partes del planeta. ¿Quién no ha jugado nunca una partida de póquer (sin dinero) contra “amigos” de Nueva Zelanda, Lituania, Estados Unidos y Tanzania? Yo sí, y fui un adicto total.

Escrito por: Roger M. Vilaplana

Mi experiencia virtual empezó cuando las redes llegaron a Catalunya y se fueron popularizando. Yo me apunté a la moda el primer día que oí hablar de ellas. Y lo hice en uno de esos blogs gratuïtos que hoy en día són prácticamente residuales. ¿Los recordáis? Blogger, WordPress y Fotolog eran los más conocidos. Y os tengo que decir que en mi blog de WordPress conseguí cierta fama. Mis “posts”, dos o tres al día, recibían muchas valoraciones positivas, eran muy comentados por otros internautas, creaban polémica y hasta la prensa había hablado de ellos en alguna ocasión. Mi mote había destacado entre miles y miles de internautas y yo vivía em el limbo. ¡Era cojonudo!

 

La fama de los blogs fue efímera. Duró dos o tres años como mucho. Y el apocalipsis estalló cuando los blogs fueron sustituidos por una nueva red, el ascenso imparable de la cual todavía dura: Facebook. Y con Facebook mi egolatría encontró una nueva plataforma para destacar de nuevo. Quería recuperar la fama que había conseguido en WordPress. ¡Dicho y hecho! Tenía que llegar a los 5000 amigos cuanto antes mejor, i en nada ya los tenía.

 

Y cuando creía que estaba en la cima de Facebook, irrumpió Twitter, Instagram, Youtube, y miles de plataformas más. Y me tiré de cabeza. Tenía que estar en todas las redes. Fuese como fuese. ¿Qué sería de mí si las redes sociales no me reconociesen? Y en plena vorágine de ego desbocado caí del caballo, como San Pedro. Fui consciente de que la necesidad enfermiza de estar en las redes no era más que una forma engañosa de creer que no estaba solo. ¿Y qué se parece más a la solitud que vivir de contactos virtuales? Estaba en las redes sociales y estaba más solo que la una.

 

En la actualidad estoy en Facebook y en Twitter, pero no con la intensidad con la que estaba desde hace 15 años. ¿Y sabéis qué? Ahora publico muy poco, incluso hay días en los que ni cuelgo nada. Prefiero hablar con gente de carne y hueso, como los compañeros de Joia. Vosotros sí que sois una buena red social; sois mi red social. Y no os cambio por nada.

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