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(Blog) Las cicatrices

curar¿De cuántas maneras podemos identificarlas? Están las físicas derivadas de accidentes transcurridos a lo largo y ancho de nuestra vida y que te dejan señales que pueden apreciarse a simple vista.

Escrito por: Ángel Muñoz

También existen las psíquicas, que te pueden marcar de una forma non grata y te dejan huellas para el recuerdo. Tanto unas como otras son cuestionadas, dependiendo del grado de recuperación de la persona frente a ellas.

 

La cicatriz te marca el punto exacto del impacto que hemos recibido, de su daño, su tamaño y su forma que hacen de esta una señal cuya información estará siempre en nuestra memoria consciente. Todos tenemos cicatrices que marcan y marcarán nuestro estado de ser.

 

Las psíquicas son las menos gobernables. Se agudizan en nuestra mente y se convierten en lecciones aprendidas, nos servirán de experiencia para nuestro delator: el cerebro.

 

Estas nos pueden hacer mucho daño si no sabemos vivir con ellas y pasar página, para no otra cosa que aprender. Son las más peligrosas. Una herida en nuestro consciente te puede llevar al traste todas las ilusiones y objetivos que te habías planteado en tu mundo ideal. El poder de superación, la tenacidad, la firmeza y la entereza frente a los desagravios son parte de los dogmas a seguir en este tipo de manifestaciones.

 

Ya sé que es muy fácil decirlo, y que aplicarlo y ponerlo a la práctica es todo un reto. Necesitamos ayuda, motivaciones para que esta cicatriz no dañe y desaparezca. Siempre quedará un resquicio por muy pequeño que sea y nos hará recordar los motivos provocados para dicha agresión.

 

Lo normal es que todas las personas tengamos cicatrices de mayor o menor índole. Todos estamos marcados desde el primer instante de nuestro nacimiento con el cordón umbilical.

 

A partir de entonces tenemos el poder de protección de los padres. Procurarán que no seamos vulnerables y lastimados por nada ni por nadie. Pero a medida que vamos creciendo y vamos tomando las riendas de nuestras vidas es cuando nos encontramos con dificultades, que son las que nos pueden dañar.

 

Los estados de ánimo son de verdadera importancia para superar las crisis ya sean de ansiedad, de identidad, por infidelidad o por la pérdida de un ser querido. Frente a ellas la lucha es mayor pues llegan a nosotros sin avisar. No estamos preparados para el daño que podemos llegar a soportar, para afrontarlo en un primer momento.

El tiempo dicen que lo cura todo, pero siempre te quedará una cicatriz.

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