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(Bloc) ¿Es la Justicia Social una utopía?

toleranceEn 2007, las Naciones Unidas proclamaron el 20 de febrero como día Mundial de la Justicia Social pero, ¿qué significa este concepto o qué conceptos engloba? Entendemos principalmente los siguientes: igualdad social, igualdad de oportunidades, estado del bienestar, pobreza, distribución de la renta y derechos laborales.

Escrito por: Marta Abad

Ahora es cuando, prácticamente cualquiera que lea estas líneas, puede afirmar que esto es lo más similar a una utopía y que, por lo tanto, nunca acontecerá una realidad para los seres humanos de nuestro planeta. Personalmente y si ya me habéis leído alguna vez, como pesimista que me considero (yo creo que más bien realista), no puedo ser de otro parecer.

Quizás porque estudié, acertadamente o no, una licenciatura muy vinculada con la economía pero me apasiona la psicología, creo que el desequilibrio de nuestro sistema no surge en la existencia del capitalismo como sistema económico. Este, como tal, ha demostrado ser eficiente para crear riqueza y para permitir a las sociedades evolucionar. Honestamente, me parece bastante evidente que el problema está en la carencia total de ética, escrúpulos y avaricia de algunas personas que generan su riqueza a expensas del perjuicio de otros. En este sentido, y si nos remontamos siglos atrás (no tanto en algunos países), mencionaríamos la esclavitud como, posiblemente, el agravio más grande del sistema. Ahora nos encontramos con otras formas de esclavitud, como por ejemplo el trabajo infantil, el tráfico de blancas, los sueldos indignos, etc. Me pregunto, pues: ¿podría una persona dotada de una moral “sana y evolucionada” ser capaz de liderar y/o ejecutar estas atrocidades?
Desde fuera cualquiera diría que los mecanismos para poner fin a estas lacras sociales tendrían que ser tan simples como legislar en contra y poner medios para que la ley se aplique. Y así tendría que ser, sin duda. El problema es que en todos los estratos y sectores nos encontramos con aquellas personas para las cuales los otros únicamente tienen valor en cuanto son medios para conseguir sus metas. No hay mirada de persona a persona, esta desaparece por completo en sus ojos. La humanidad, la empatía y la misericordia no forman parte de su vocabulario. Consiguientemente, y como apuntaba arriba, no pienso que el problema sea el sistema en sí sino la complejidad del ser humano como tal.

Ahora bien, el sistema también está formado por una muchedumbre de personas bondadosas que se levantan cada día con la firme intención de hacer el bien y de pensar en el prójimo con y desde el corazón. Evidentemente, no están exentas de mácula, pero luchan justamente para que la justicia social sea una realidad. ¿Cómo? Con su devoción y dedicación para transmitir una buena educación a la infancia (ese es el camino para un futuro más próspero), ofreciendo unas condiciones laborales óptimas (o, como mínimo, decentes) a los trabajadores/as de su empresa, tratando a los enfermos/as como personas individuales, asistiendo a voluntariados de un tipo o de otro, jugándose la vida ejerciendo como misioneros/as, ofreciendo una mirada compasiva y una mano abierta a aquellas personas que lo necesitan, sean amigos o no, etc. La lista es infinita y es a partir de esta bonhomía, de esta bondad, de esta conciencia de humanidad y de una mirada global y no centrada en el ego que podemos ir construyendo un mundo más justo en sentido global.

Siguiendo este discurso, y quizás también por mi exceso de realismo, creo que nuestra mirada- la de cada cual de nosotros, personas individuales con nombre y apellidos- tiene que estar puesta en el nivel micro, es decir, en aquello que realmente podemos ejecutar para lograr un entorno con mayor justicia social. A buen seguro que las circunstancias de cada cual de nosotros serán muy diferentes y nos permitirán un mayor ámbito de actuación y resultados asociados, pero tenemos que pensar que cualquier pequeño gesto genera movimiento. Es decir, no ningunear ni sacar valor a nuestras buenas accionas. Incluso es valioso e importante el grito descarnado exigiendo justicia social porque la denuncia es también parte del camino; necesaria para dar a conocer aquellas realidades que pueden permanecer escondidas. En cualquier caso, no podemos dejarnos llevar por la desidia o la inacción.

Lo que leeréis ahora quizás os parecerá una majadería pero, para mí, constituye una de las maneras en que siempre he creído poder contribuir fácilmente a la justicia social: pagar los impuestos que me corresponden. Desgraciadamente, vivimos en un país donde se premia lo contrario. Y sin darnos cuenta de que, al no hacerlo, estamos perjudicando a la sociedad y a nosotros mismos.

El estado del bienestar y la redistribución de rentas empiezan por aquí, ¿cómo si no? Por supuesto, estos tienen que estar diseñados de manera equitativa pero, desde mi punto de vista, no ganamos nada engañando al sistema. Tengo otros, por supuesto, pero esta supone un tipo de “mantra” para mí. ¿Cuáles son las vuestras? ¿Qué hacéis para hacer de vuestro entorno un espacio con mayor justicia social?

Para finalizar este post, me gustaría transmitir mi elogio y agradecimiento para todas aquellas personas que forman parte y hacen posible la Fundació Joia y que, en su ámbito, trabajan y luchan para que la igualdad de oportunidades sea una realidad para quienes sufrimos algún tipo de discapacidad.

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