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(Blog) Mi visión de persona y de mujer

toleranceCada año el 8 de marzo, oficialmente desde el 1975, se celebra el Día Internacional de la Mujer. Los que habéis leído algunos de mis posts, bien sabéis que no soy partidaria de celebraciones de ningún tipo en fechas fijadas sino de hacer de cada día un motivo de alegría siempre que las circunstancias lo permitan. En cualquier caso, aprovecharé la ocasión para hacer una pequeña reflexión basada en mi experiencia y, sobre todo, en mis valores.

Escrito por: Marta Abad

Antes que nada, os confesaré una cosa que llevo muchos años sintiendo: hubiera tenido que nacer en otra época puesto que no me siento nada identificada ni a gusto con el statu quo actual en muchos niveles, especialmente en aquello que tiene que ver con valores y manera de vivir. Si bien, hoy toca concretar en aquello que tiene que ver con mi rol de mujer.

Para empezar, diré que, cuando observo y me relaciono con las personas, no lo hago en base a su sexo sino en base a aquello que su manera de ser y sus actos activan en mí; siempre lo he hecho así y no pienso cambiarlo. Adicionalmente también tengo que afirmar que nunca (o prácticamente nunca, por aquello de no ser tan categórica) me he sentido discriminada por el hecho de ser mujer. Sí lo he sido por otros motivos que no toca abordar en estas líneas.

Dicho esto, no puedo sino transmitir que no comparto muchas de las premisas y maneras de hacer del feminismo actual. Desde mi humilde punto de vista, algunos de estos no hacen sino copiar comportamientos que, históricamente, se han considerado propios de hombres y han sido denostados a lo largo de muchas décadas. Y, por otra banda, pretenden dividir la humanidad en dos bandos irreconciliables. No apoyaré este posicionamiento a pesar de que, por supuesto, lo respeto desde la distancia.

¿Y cuál es el motivo de esta mi actitud? Intentaré transmitirlo con la simplicidad que lo siento. Por un lado, no puedo decir que me haya sentido peor tratada por hombres que por mujeres, seria mentir en favor de una realidad que no ha sido la mía. El dolor que otros seres humanos me han infligido no ha venido en su mayoría del sexo masculino, ni mucho menos. Y me atrevo a afirmar que tampoco por el hecho de que yo sea mujer. De hecho, he tenido la fortuna de cruzarme en el camino con hombres maravillosos que no han hecho sino apoyarme, apreciarme y tratar de sacar lo mejor de mí. Esto, por un lado. Por la otra, nunca apoyaré una lucha que pretenda enfrentar, dividir, separar y no reconciliar.

Por supuesto, me siento enormemente afortunada de haber nacido en un periodo histórico en que he podido y puedo estudiar lo que quiero, ir arriba y abajo sin la necesidad del permiso de un hombre, de tener el derecho a voto... Por este motivo os apuntaba más arriba que, muy probablemente, hubiera sido una de aquellas mujeres que lucharon por todos estos derechos básicos, fundamentales y que nunca, nunca hubieran tenido que ser propiedad exclusiva de los hombres. La única manera en que creo que puedo honrarlas es haciendo el mejor uso de los derechos que ellas reivindicaron y conseguir para todo un futuro de mujeres que, gracias a ellas hemos ganado la dignidad que todo ser humano merece.

Para mí, ahora la lucha pasa para que estos derechos fundamentales y todo el resto de derechos humanos acontezcan una realidad en todo el mundo. Cómo podemos ignorar o restar de brazos cruzados sabiendo que se lapida mujeres a no poco países del mundo, cuando todavía está extendida la ablación del clítoris, cuando hay matrimonios forzados de niños, cuando se obliga a miles de mujeres a prostituirse, cuando muchas mujeres todavía no disfrutan de los derechos humanos? Me subleva saber que esto sucede y me enfada enormemente ser consciente de que muchas de las autodenominadas feministas pasan de puntillas. Cuando estas realidades indecentes, obscenas, repugnantes son los verdaderos obstáculos en el camino hacia la dignidad e igualdad de mujeres y hombres.

Por otro lado, me genera confusión extrema que muchas mujeres aplaudan las leyes de cuotas a cualquier ámbito. Desgraciadamente, nos hemos incorporado tarde en el mundo de la educación superior y al mundo laboral pero no tengo ningún tipo de duda que conseguiremos llegar allá donde deseamos. ¿Realmente creemos que forzarlo con cuotas nos favorece? Yo no quiero ser tratada con conmiseración, quiero hacer mi camino con méritos propios; así lo he hecho hasta ahora y así lo seguiré haciendo.

También me planteo por qué la sociedad actual está tan obsesionada con qué todas las profesiones tengan una representación equitativa de mujeres y hombres. ¿Con qué finalidad? ¿Por qué tenemos que seguir obviando que mujeres y hombres somos diferentes? La igualdad de derechos no implica igualdad de calidades y fortalezas. Anhelo de todo corazón que cada joven pueda escoger estudiar y trabajar en aquello que le llena el corazón sin ningún tipo al bies en positivo ni en negativo. ¿Creéis que es casualidad que, en Cataluña y España, las facultades de medicina ya tengan mayoría de mujeres? Dejemos a cada cual actuar en base en el llamamiento de su corazón. Para mí, no hay mejor consejo que este.

Os pondré un ejemplo absolutamente personal para tratar de ejemplificar este último punto. Me encantaba (y todavía, a día de hoy, me llena de alegría) estudiar si bien no tenía claro qué carrera universitaria quería cursar. El único llamamiento de mi corazón, aunque no con demasiado fuerza, fue la psicología. No obstante, por recomendaciones, acabé escogiendo otra que, a pesar de haberme dado de comer, no me ha llenado el alma. En la facultad de psicología, más del 80% de los estudiantes son mujeres, ¿por qué tenemos que cambiarlo? Aunque suene pedante, estoy convencida que hubiera sido una buena psicoterapeuta. Así que no, no puedo estar menos a favor de forzar las personas a hacer aquello que, supuestamente, “toca” porque queremos imponer unas cuotas o igualar lo que no requiere de igualdad.

Por último, sí, entiendo, defiendo y siempre apoyaré a aquellas mujeres que quieran dedicar sus vidas o parte de ellas a desarrollarse como madres. Igual que lo haré si el caso se da en un amigo que está llamado a ser padre a tiempo completo. He sentido muchas críticas a chicas que han optado por este camino y me pregunto, ¿por qué? ¿Ser profesional te otorga un status superior como mujer, como persona? La libertad para escoger tiene que ser llena.

No, no me considero feminista (de la cuarta oleada) ¿pero sabéis qué? Soy independiente en la mayoría de ámbitos de mi vida, no soy madre porque no sentí nunca el llamamiento, regalo flores a mi pareja (hombre), he invitado en muchas primeras citas... Soy ser humano con mis propios valores y quiero que las personas que me rodeen me estimen por mi bondad y determinación, por nada más.

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