Esta web utiliza cookies propias y de terceros para obtener información de sus hábitos de búsqueda e intentar mejorar la calidad de nuestros servicios y de la navegación por nuestra web. Si está de acuerdo haga clic en ACEPTAR o siga navegando.

Aceptar cookies

(Blog) ¿Amistad incondicional?

toleranceAhora hace unos 9 años que decidí abrirme al mundo, dejar de estar cerrada en mí misma para tratar de conocer gente con quien, de alguna manera, compartir la vida. Mentiría si dijera que fue un proceso bonito y fácil, nada más lejos de la verdad. Con más de 30 años, algunas habilidades sociales más que enmohecidas y en un mundo poco tolerante hacia “ciertas cosas”, sufrí mucho dolor y me sentí rechazada en muchas ocasiones. Ahora bien, creo que, finalmente, mereció la pena.

Escrito por: Marta Abad

En mitad de los muchos “fracasos” apareció una persona que, hoy en día, es mi mejor amiga, una de las dos personas de mi vida que más saben de mí, a quien confío mis angustias, bucles, hacia quién muy pocas cosas restan escondidas. Durante todos estos años y debido a nuestras diferentes visiones de la vida, nuestros propios fantasmas y otros factores externos menores, ha habido momentos de oscuridad en nuestra relación. Incluso, podría decir que ha habido un par de momentos en que “the end” era la carátula más apropiada para nuestro periplo vital conjunto.

Si bien el mérito ha consistido en superarlo, en ir más allá de nuestros egos, en perdonar y en seguir valorando el regalo de tenernos como amigas. A ella no puedo sino estarle agradecida por pensar muchas veces en mí, por sus pequeños detalles, por su sinceridad, para soportar estoicamente mis “bucles” y seguir dándome consejos repetidos una y otra vez.

Recuerdo que, cuando todavía nos estábamos conociendo pero ya teníamos cierta confianza, me explicó que estaba tratando de conocer gente (para ubicaros, nos encontramos en un web para hacer amistades), porque estaba haciendo cambios en su vida, porque sentía que el ciclo de una amistad de muchos años había finalizado; no porque esta ya no existiera sino porque había perdido cierta intensidad. Una de las cosas que me explicó de aquella amiga era que sabía que, a pesar de todo, tenía una amistad incondicional, que siempre estaría a su lado pasara lo que pasara.

A raíz de aquella “confesión”, le expliqué que, personalmente, creía que las relaciones de amistad incondicionales me parecían algo insano, que si alguien está a nuestro lado hagamos lo que hagamos, no nos ayuda nada a crecer o a mejorar. Es curioso porque aquel intercambio de opiniones nos hizo reflexionar a las dos sobre el significado de la incondicionalidad en las relaciones. Casi 8 años después, sigo pensando.

Personalmente, yo no querría nadie a mi lado que estuviera hiciera lo que hiciera. Puedo imaginar algunos escenarios en que no pienso que me sumara que me siguieran apoyando y estando a mi lado: si me estuviera haciendo daño a mí misma, si traicionara mis valores, si hiciera daño a otros...Seguro que muchos estaréis pensando: “precisamente, una amistad trata de esto, de estar siempre junto al otro”. Ahora bien, ¿no creéis que, en ocasiones, es importante recibir un golpe de realidad y darnos cuenta de que, quizás, estamos perdiendo a alguien?

Evidentemente, no me estoy refiriendo a que un amigo nos abandone ante nuestro primer error o traición a nosotros mismos pero, ¿y si seguimos aquel camino claramente errado y nuestro confidente nos insiste para ayudarnos y no queremos hacerle caso? ¿Qué tiene que hacer esta persona? ¿Ignorar que estamos generándonos o generando dolor a otros? Personalmente, yo no querría que fuera así porque considero que una amistad, por encima de cualquier otra consideración, tiene que significar querer el bien del otro incluso si esto tiene que suponer romper el vínculo.

En este sentido, vuelvo a la cuestión inicial: ¿es buena la incondicionalidad? ¿Habéis pensado si hay alguna situación en que no podríais o no querríais apoyar a vuestro amigo/a? Os pongo un ejemplo personal: yo no sería cómplice de una amistad en su infidelidad a la pareja y tampoco lo acompañaría en un proceso de gestación subrogada porque las dos acciones van en contra de mis propios valores. Y pienso que el primer paso para ser un buen amigo o una buena amiga es ser fiel a un mismo. ¡Cuidado! Con esto no quiero decir que no se tengan que escuchar y respetar las ideas y opiniones ajenas, ni mucho menos. Sino que creo que tenemos que ser capaces de establecer unas líneas rojas por nosotros mismos y para seguir ofreciendo integridad y honestidad al otro.

Quizás no es que no crea en la incondicionalidad, sino que la concibo de otra manera y que, llegado el caso, prefiero sacrificar la amistad o dejarla en stand by por mi bien y/o el de la otra persona, a seguir como si nada cuando los cimientos más básicos tiemblan y seguir manteniendo el edificio en pie puede suponer un riesgo más grande a medio o largo plazo.

¿Qué pensáis vosotros de la amistad incondicional?

¿Dónde estamos?

c/ Bac de Roda, 149
T. 93 303 50 97


Avinguda Josep
Tarradellas, 19-21
T. 93 289 24 30


c/ Indústria, 50
T. 93 210 24 19

Contacto

Oficinas Centrales
T. 93 452 04 67


Horario de atención
L-J 8.00-13.00h y 14.00-17.00h
V: 8.00-14.00h
Clubs Sociales de L a V de 14.30 a 19.30h


joia@fundaciojoia.org

delegacioprotecciodades@fundaciojoia.org