(Blog) Verano
Calor, calor y más calor. Es lo que tiene el verano, que hace calor. Y como nos gusta quejarnos de todo, supongo que esa es la condición humana al menos por estas latitudes, nos quejamos de que hace mucho calor. Y sí, es cierto, la verdad es que parece que hace algo de calorcito. Total, estamos a mediados de julio y ya llevamos tres o cuatro olas de calor. A este paso, cuando lleguemos a septiembre, nos habremos derretido ya. ¿He dicho septiembre?, perdón, quería decir octubre, o noviembre, o diciembre, porque los veranos se alargan cada vez más en el tiempo.
Escrito por: Pedro Villena
Y es que debido al cambio climático, sí, ese que todavía hay gente que cuestiona, y sobre el que nadie hace nada por paliarlo, se manifiesta continuamente y con más claridad. Vamos camino de tener sólo dos estaciones, verano e invierno, calor y frío. Sin temperaturas intermedias. Y debido a ese cambio climático, los efectos meteorológicos extremos se van a repetir continuamente en el tiempo. Grandes olas de calor y tormentas exageradas se repetirán en años venideros, provocando grandes desgracias sobre el terreno: inundaciones, sequías, aumento del nivel del mar, etc.
Pero bueno, somos así, no aprendemos de nuestros errores. Al contrario, parece que nos gusta repetirlos una y otra vez, quizá por costumbre o porque no damos más de sí, o porque somos masoquistas y nos gusta el sufrimiento.
Para muestra un botón, frase típica y tópica donde las haya. El mundo se estaba recuperando de una crisis económica brutal que ha abarcado prácticamente una década, y nos metemos de lleno en una pandemia mundial que nos ha dejado exhaustos. Y no empezábamos a verle, si no el final, al menos una mejoría, a unas cuantas personas no se les ocurre otra cosa que meternos una guerra a las puertas de esta vieja Europa. Una guerra localizada específicamente en un territorio, pero cuyos efectos se notan ya en numerosos países del mundo. Recorte de exportaciones de cereales, de energía, una nueva crisis económica, por no mencionar, por supuesto, el drama humano que trae cualquier guerra, en números de muertes y desplazados. Todos ellos problemas, que se pueden ver incrementados considerablemente, si el conflicto se alarga en el tiempo.
Mientras, los “países desarrollados” seguimos en período estival, planificando nuestras vacaciones huyendo en manada de nuestros lugares habituales de convivencia como si no hubiese un mañana. Y todo ello en plena ola. Y en este caso, no estoy hablando de calor, sino de covid, que aunque las dos palabras empiecen por “c”, no significan lo mismo en absoluto. Y nos movemos por todo el globo sin importarnos las consecuencias, trayendo y dejando el virus a la par que nuestros recursos económicos y materiales, mientras que el mundo sigue girando impertérrito alrededor del sol.
¡Qué calor!