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(Blog) ¿Poner la otra mejilla?

toleranceTodas sabemos lo que está pasando en el continente europeo y somos conscientes de la irresponsabilidad que puede suponer. El camino más fácil para llegar de un lugar a otro es coercitivo a fin de doblegar la posible resistencia de algunas personas.

Escrito por: Maria del Mar Castuera

 

Todavía hay algún pueblo que osa interponer a sus personas, cuerpo a cuerpo, entre dos armas de guerra. Nosotros no lo vemos aconsejable, puesto que puede suponer la pérdida de la propia vida. Y la vida es lo único que perdemos por siempre jamás, el resto de cosas se pueden volver a recuperar (o no).


La única persona que rehusó este medio de lucha belicista en el mundo que yo haya conocido ante un problema de ocupación del espacio ha sido Mahatma Gandhi y, en cambio, logró sus propósitos sin derramar la más mínima gota de sangre.


Sobre dar la cara a la injusticia sin hacer otra (o, cuando menos, sin enfadarse peligrosamente), solo hace falta que pongamos "la otra mejilla" a nuestros enemigos y así se ve que se puede obtener la felicidad sin hacer el mal ni incordiar a nadie. Pero, por experiencia propia, no creo que tengamos que callar y aguantar toda la vida.


Ninguna persona lo ha soportado (excepto aquel citado antes: ¡Gandhi!) y creo que nuestro cuerpo está construido para responder "No!" si nos perjudican de alguna manera. Si no decimos "No!" en el momento preciso, consentimos en el abuso de nuestras personas y después hay que servir a algún amo desconocido que no queríamos ayer.


Ahora, es cierto que cuando te estrechan de verdad los pulsos nos preguntemos si no vale más interponer el cuerpo a las balas o vivir el resto de nuestra vida enfangados en la miseria mental porque, aceptando la sumisión, estaríamos muertos en vida.


Lo único que anhela la especie humana es encontrar la forma de mejorar las condiciones de vida, lograr nuevos derechos o restablecer antiguos fueros territoriales sin negar la vida de los otros y, por lo tanto, mediante el diálogo, o sea, a través de las palabras.


Ya sabemos que no nos escuchamos entre las diferentes tribus, ni siquiera a nuestros familiares, pero tendríamos que conseguir expresar todos nuestros deseos sin golpes ni varapalos, sino con la corrección de nuestras palabras que sirven para emanar amor y confraternización.

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